Sombrero Seleccionador

Jeff McGregor escribió:¡Por fin! -exclamé entre dientes cuando finalmente las puertas del Gran Comedor se abrieron. La luz tenue de las velas que flotaban en el aire me deja algo encegado, despues de estar tanto rato en un cuartucho donde solo habia una vela medio muerta.

- Ves el techo -dije al chico que llevaba a mi lado que he conocido en el Hogwarts Express- mi padre me ha contado que es como el cielo del exterior -le cuento emocionado. El chico en verdad ni me escuchaba, cansado de oirme recitarle todo el himno de Hogwarts des de que subimos a la barca para venir des de la estación. Habia intentado escaparse de mi, pero una profesora no le dejo cambiarse de sitio. No me doy cuenta que ya estamos frente a la mesa de profesores y justo delante, un pequeño tabuerete sostiene al viejo Sombrero Seleccionador.

Sonrio emocionado y doy palmadas suaves emocionado mirando a mi compañero de viaje sonriendo. El me mira algo raro, de reojo, como si fuera un bicho raro pero yo no le doy importancia. Y hablando de bichos, ¡acaba de pasar un ratón corriendo entre los pies de los profesores! Genial, era verdad que aquello estaba lleno de animalejos como me dijo papa.

Empiezan a llamar a la gente y yo me pongo nervioso. Aunque papà me habia repetido miles de veces que daba igual la casa donde me tocase, yo deseaba por encima de todas una de ellas, tanto o mas como odiaba a la que mandaron a mi compañero, ese de la barca.

Cuando me llamaron, al principio ni me entero. Dos veces dicieron mi nombre y la profesora que sotenia el sombrero daba golpes con el pie sobre la tarima. Subo corriendo y casi me como el taburete antes de mirar a la profesora con una sonrisa y colocarme el Sombrero en la cabeza. Me siento en el taburete y balanzeo los pies que me quedan colgando sin tocar el suelo esperando a oir que casa me tocaba.

¡Qué año más laborioso!, y venga pasar alumnos a que asignarles la casa más apropiada a su personalidad.-McGregor Jefferson Deyt-llamo alto y claro la profesora. ¿McGregor?, no me digáis que tengo que aguantar otra mente revoltosa…las cuencas que hacían de ojos se apagaron un poquito hacia abajo. Y ahí tuvo que llamarlo de nuevo, y el niño hiperactivo que no llegaba. Al posarme en su cabeza me quede sorprendido.-¿Roger?, creo que te echamos hace un tiempo ya de la escuela…¿otra vez por aquí?, se que te gusto mi selección pero no, me gustan las gorras no los niños (?).. a ver déjame pensar-y venga balancearse y con eso me balanceaba también sobre su cabeza. Este crío me estaba tocando lo que viene a ser los hilos más delicados de mi tejido.-McGregor, bichos, alegre, trabajador…-alce una ceja y comenté burlón. “¿Te parece slytherin?”, el grito mental del chico me hizo reír tanto que solté una carcajada sonora en la sala tipo Santa Claus (?).-Tenemos ante nosotros a un….

¡Hufflepufff!



Antes de que me retiraran de su cabeza le susurre-Por favor…que no vengan más McGregors x’D

Esteban Willstone escribió:El camino al castillo Hogwarts era tranquilo, yo iba en un cubículo solitario ya que no era un niño muy amigable que digamos así que me encontraba en total silencio mirando por la ventana como el sol se iba apagando por completo mostrando las planicies oscuras pero la paz no duro mucho ya que cuando el tren freno bajamos a la estación de trenes donde nos esperaban algunos profesores pero no le preste atención alguna a ninguno de ellos.

El gran salón era un sitio muy elegante tal cual me había contado mi madre pero también pase de él, no me importaba si el decorado era de aquellos que nunca verías en otro sitio pues solo me importaba sentarme en el bendito sobrero, la cantidad de asquerosos impuros con sus sonrisitas tan patéticas me ponían los pelos de puntas por desgracia era yo muy chico como para demostrar mi desprecio con ellos mandándolos a volar con algún maleficio; rodee los ojos al escuchar al crio que delante de mi no había parado de hablar desde que se subió al bendito tren sobre como era el sistema de encantamientos en el castillo, pase por su lado chocándolo para frenar mirando a la profesora con el sombrero en sus manos.

-Genial, ya era hora, y tu crio puedes dejar de hablar..me tienes hasta la coronilla.

Dije mirando al chico detrás de mi cerrar el pico, la profesora poso su mirada sobre mi persona sorprendida que a mi edad ya tuviera semejante carácter, suspiro llamándolos uno por uno, primero al crio que dejaba mas que desear y después de un largo silencio me toco a mi, subí en la butaca mirando a todos los presentes como agria y sarcástica cara escuchando los murmuro del sombrero.

Y que cambio más radical, de la alegría tipo casa de la Pradera pasamos a la antipatía de un joven que me hizo reír entre hilos. “ ¿Sabes que si pones esa cara avinagrada nadie te querrá?, hay que ser alegre como don felicidad” enarqué una ceja dirección a McGregor que gritaba alegre hacia su mesa…vale, tampoco había que ser tan alegre pero una cosa media se agradecía.

¡Slytherin!



El sombrero chachi guaeh se retiro a que le retocasen las costuras bajas.

Brooke S. Noctepearl escribió:Después de un larguísimo viaje en tren con un motón de chiquillos saltando de aquí para allá ansiosos y exaltados totalmente, llegamos al famoso colegio de magia y hechizería: Hogwarts, uno de los más reconocidos en Europa en el cuál, yo había sido convocada al igual que toda mi familia a excepción de mi abuelo el cuál había ido a Durmstrang. Pero ya, no era momento de pensar en la historia de mi familia. Sino de concentrarme en mí.
Ahora ya con la cabeza en esto, empecé a observar el colegio mientras subíamos las escaleras rumbo al comedor, era muy grande el castillo. Observé atenta cada mínimo detalle del lugar, era muy observadora; pero algo, mejor dicho alguien molestó mi gran momento de análisis (?). Oh genial, era los niñatos que corrían como unos inmaduros para ver quién llegaba antes a la fila para entrar al gran comedor, imbéciles. Que no se daban cuenta de que los iban llamando y no tenía nada que ver el orden? Bufé molesta, cruzándome de brazos. Aunque luego se me pasó, tenía que enteder que no todos tenía en mismo coficiente mental que yo.
Ahora ya estábamos en el gran comedor, en el cuál había cuatro mesas alargas adornadas con los colores de las casas a la cuál representaban que ocupaban la mayoría del lugar. Pase la mirada por cada una de las casas, deteniéndome en la de los Slytherins, buscando a mi hermana. Después de un par de minutos la vi, con su cara de felicidad hacia el mundo que siempre la caracterizaba. Rodee los ojos al ver la mueca que me hizo, por mí que se suicidara, yo tenía que atender asuntos mayores. Me crucé de brazos mientras esperaban que me llamaran, iban pasando uno a uno, se sentaban en el taburete, le ponían el sombrero sobre la cabeza y el decía a que casa pertenecía. Ravenclaw, Gryffindor, Hufflepuff, Slytherin, Hufflepuff, Gryffindor y así sucesivamente. A decir verdad no me importaba mucho en que casa terminaría llendo pero esperaba que sea la indicada para mí. Con gente que sabe lo que quiere y que tiene mucho cerebro al cual utiliza. Pero la voz de la directora nombrandome, me hizo reaccionar. Me paré y caminé hasta el taburete, me senté y espere que me pongan el sombrero.

Y más alumnas, esta vez una familia de una Slytherin que había pasado por mí hacía poco tiempo. Umm esta parecía diferente de su hermana y por lo visto no la quería demasiado. Bueno, no la haría estar en la misma casa que ella, no fuera a ser que se pelearan. Bah, ya sabía a donde mandarla por eso grité:

¡RAVENCLAW!

Cassie W. Heyerdall escribió:Estaba segura de que esta sería una experiencia única, pero aún así y siendo nueva en este lugar sabía que me ganaría mi respeto, confianza y muchas otra cosas a mi beneficio.
La sonrisa burlona y totalmente falsa que se marcaba sobre mis labios a la hora de atravesar el gran comedor no se borraba por nada, mi mente analisaba cada uno de los que estaban sentados, sonriéndoles pero fulminándolos con la mirada, estando atenta a cada cosa que pudieran decir o hacer.
Solo estaba aparentando ser lo que no era, esta era una de mis virtudes, podía llegar a ser la que menos te esperas, la que te clave el puñal por la espalda.
Pero hay una cosa que jamás violaré, tenía códigos con mis amigos, aunque lamentablemente solo eran unos pocos los afortunados de poseer mi mínimo respeto.
Esto sería como todos los demás colegios muggles, este colegio no cambiaría mi forma de ser; dominanto, orgullosa, egocéntrica y sobre todas las cosas manipuladora. También era muy ambiciosa, pero nada tenía límites para mí, alcanzaba y lograba todo lo que me proponía, si era necesario derribaba todo obstáculo que se cruzara en mi camino.
Era lo que me divertía, lo quie me mantenía en pie en este mundo horrible, solo reírme de los demás y pasarmela de maravilla haciendo travesuras.

Suponía que mis notas no variarían, siempre tenía esos amigos dominados los que podían hacer los deberes por mí, o pasarme los exámenes. Todo sería tan fácil como un abrir y cerrar de ojos.
Mis padres jamás habían tenido una pizca de amor mí, yo era igual que ellos, no me aferraba a nada ni nadie, era fría y los demás no valían mucho para mí, o mejor dicho, nada. Solo yo importaba y era muy celosa, aunque jamás dejaba que eso se notara en mí, era un debilidad que no debía notarse.

Mis pies me llevaron hasta un banco dónde permanecí sentada, con la espalda recta mirando a los que me rodeaban acomodando mi cabello sedoso e inigualable. Cuando mi nombre sonó en el salón me puse de pie, y con suma elegancia caminé sin prisa hasta el taburete, dónde me esperaba un sombrero asqueroso y pulguiento para posarse en mi cabeza y arruinar mi cabello.
Tomé aire, pero para ser franca no estaba nerviosa solo pensaba que le convenía no equivocarse al sombrero porque era capaz de romperlo en pedazos, sin importar las consecuencias; no le temía a nada y mucho menos a nadie.

El silencio reinó en el lugar por unos cuantos segundos, que en ese momento fueron eternos para mí debido a mi impacencia, todos me observaban y crucé mis piernas con elegancia parpadeando dos veces seguidas ligeramente antes de escuchar al sombre seleccionador, decir sobre mi cabeza... -

Una nueva alumna. Espié su mente decidiendo a que casa mandarla cuando escuché sus pensamientos, ¿asqueroso? ¿Me había llamado asqueroso a mí? No me gustaba esta chiquilla, tenía demasiados humos. Altiva, arrogante, se creía la reina. Pues a ver si en su nueva casa aprendía alguna otra cualidad noble.

¡GRYFFINDOR!