Pasillo Prohibido

¿Pasillo prohibido? ¿qué coño significa eso? era una clara invitación a conocer lo que guardaba y no iba ser yo quién no respondiera a ella con mi cortesía en toda su plenitud. Primera incursión en Hogwarts tras años de indiferencia hacia ellos, sus métodos de enseñanza eran demasiado blandos al igual que todos sus alumnos, mucha teoría y poca práctica, nulos en destreza y aún más en fuerza y picardía... definitivamente mediocres, el típico ejemplo del quiero y no puedo, de alardear constantemente de una falsa ilusión... aún así de repente sentí curiosidad en ello con motivo del insufrible insomnio que noche tras noche se atrevía a azotarme dejando tras ello unas mañanas eternas de sopor. Si se enteraban de mi fuga bien me valdría un castigo, si se enteraban de mi desobediencia a los letreritos encima sería el doble... menuda tentación, cosquilleo constante que alimentaba el dulzor de aquella particular adrenalina que me suscitaba ser descubierto y finalmente acarrear con las consecuencias de mis actos que se manifestarían con una disciplina exquisita. Tras unos tibios segundos de divagación me adentré en él en búsqueda de ese secreto que no se podía resistir a mis indagaciones, en realidad en búsqueda de algo con lo que poder vibrar y que no sea por el mero dolor físico.

Cada día que pasaba, más me aburría este colegio. Me sentía prisionera de estas cuatro paredes, como si de una cárcel se tratase. ¿Es que nadie iba a hacer nada?, no. Y como siempre, cansada de los que alardeaban tanto en la sala común fui en busca de algo de emoción. Quizás me encontrase con alguna de esas niñas pijitas de beauxbatons con las que poder meterme. Nah, demasiado fácil…desde el que no debe ser nombrado fue vencido, parecía que todo era felicidad y alevosía por todos lados. Mis ojos rodaron, y encendí un pitillo en mitad de aquel lugar, dándole una profunda calada y haciendo aritos con el humo. El pasillo prohibido era mi lugar favorito para esconderme de todos y pensar. Maquinar historias enrevesadas a la cual darle vida después. ¿Por qué no entendería eso mi hermana?, una aguilucha con aires de algo. Nada, mejor dejar la mente en blanco.

Y así me lleve un par de minutos, apurando el cigarrillo cuando escuche unos pasos, al estar sentada con los pies en alto de un alfeizar era difícil verme oculta en este lugar inerte. ¿Quién sería?, una figura masculina apareció entre las sombras…

Entre toda aquella oscuridad se intuía una pequeña luz procedente de un insignificante cigarrillo, pero la suficiente como para captar mi atención en búsqueda de lo desconocido. No dudé ni por un segundo en acercarme al atrevido, seguramente fuera un cualquiera que trataba de hacerse el magnífico pero aún así consiguió que tratara de hacer de una noche aburrida algo en lo que quizá pudiera pensar al día siguiente. Pasos resonaban con firmeza sin ningún tipo de cuidado entre el silencio que se cernía a lo largo de aquel pasillo, a cada uno que daba más cabilaciones había en mi mente sobre a quién me pudiera encontrar... aquella actitud bien le hubiera valido un par de latigazos en Durmstrang, quizá si estuviera interesado en cómo eran nuestras lecciones me daba la oportunidad de aplicarlas, asique me aproximé con una sonrisa socarrona con ánimo de hacer amigos hasta poder ver frente a frente al sujeto.

La belleza sensual de aquella chica por un instante me dejó fuera de combate, en mi mente tan sólo se proyectaban los típicos pensamientos adolescentes, que por mucho que trataran de reprimir, en mí salían al instante cuando una preciosidad se me cruzaba. Consciente de que tal conducta era sancionable y un claro síntoma de dominación y debilidad, me reprendí internamente pero parecía ser que mis represalias internas eran mucho más flojas que las habituales - no me digas que eres una rebelde sin causa... lástima no sean sustancias de dudosa legalidad, hubieras sido mi mujer perfecta - no tuve ningún tipo de pudor acercándome a ella para tomar el atrevimiento de tras humedecer mis labios probar los suyos mirándola desafiante mientras tanto.